miércoles, 10 de febrero de 2021


LENIN Y LA PANDEMIA

No sé si os pasará a vosotros, pero yo tengo una sensación, más bien realidad, de que doy “un paso adelante, y dos hacia atrás”. Y no me refiero, como algún estudioso de Lenin diría, de que se trata del título de su obra publicada en Mayo de 1904, en la que se basaron los fundamentos de la Organización del Partido Bolchevique.

No, no se trata de una reflexión política, sino más bien una reflexión "cangrejo" en la que vamos muchos, yo el primero hacia atrás. Como digo, con paso de cangrejo.

Otros argumentan que es imposible retroceder en el tiempo, que solo se puede avanzar, pero tampoco trato de hablar del tiempo. No es una ilusión temporal, de mi mente, es una ilusión de avanzar o retroceder en nuestra calidad de humanos.

No nos podemos engañar, y para eso no hace falta que nos lo diga alguien o ir al Psicólogo, somos conscientes de que este encierro parcial o total por culpa de un virus  nuevo y muy desconocido, nos está cambiando nuestros hábitos de vida, quien sabe si para siempre o por lo menos para un futuro a medio o largo plazo.

Yo todos los días me levanto con total  benevolencia, con "más moral que el Alcoyano", para empezar el día, aunque este sea de lo más rutinario de mis últimos años, por no decir el más rutinario de siempre ... aseo personal, desayuno, vista a redes sociales, compra (no todos los días), ver noticias en TV o radio, escribir, preparar comida, medio siesta, paseo (si no llueve), cena, tv, y a dormir. Diréis que es un menú diario muy variopinto, y no lo dudo, pero es siempre lo mismo, e incluso, este es el máximo de cosas por hacer, la mayoría de días se van restando tareas hasta reducirse al mínimo. Se podría decir que es el día de la Marmota reconvertida al día del cangrejo.

¡Cómo se echa de menos contacto humano!, y no me refiero sólo al roce, al abrazo, al beso de amistad, sino al poder hablar tranquilamente con la gente, con tus vecinos, con tus amigos, y no pensando en si me acerco o me contagio, o si la mascarilla se me cae, o se me baja.

Y qué me decís de los viajes de fin de semana, o de minivacaciones. O el asistir a eventos. a verlos o a participar, como es mi caso. Hace un año, ahora justo, que hice el último viaje de placer y ocio. Los Hoteles no sé lo que estarán haciendo, pero seguro que la mitad están cerrados, si no un porcentaje mayor.

Y si hablamos de las Fiestas nos podemos deprimir aún más. En el último año se ha cancelado todos, cualquier atisbo de reunión con aglomeración.

Teatros, Cines, Conciertos, … todavía no me explico como no se han dado soluciones, porque la verdad, el virus lleva conviviendo con nosotros mas de un año y todavía estamos pensando qué hacer, y nadie le pone al cascabel a gato.

A estas alturas de la disertación parecería que soy firme defensor de abrir todo al coste que sea, y no es así. Entiendo que se cierren los sectores más peligrosos a priori, de propagación del virus, pero también entiendo que habría que ayudarlos, por esta especie de embargo o expropiación de su trabajo.

Sin olvidar que esta reflexión ha empezado a nivel personal del hastío ya acumulado por las rutinas sin solución de continuidad, diría que seamos pacientes, pero al final no todos somos como el santo Job, que siempre fue fiel a su Dios a pesar de sus desgracias, y quizás empecemos una revolución mental a lo Lenin, en el que nuestro cerebro empiece a cambiar de hábitos y estos sean muy revolucionarios, no vistos hasta ahora por nadie, y por supuesto no fieles a sus políticos, que cierto es, no solucionan mucho, y sí mas bien desconciertan, y les hace ser poco creíbles.

1 comentario:

  1. Creo que así nos encontramos todos. Al menos en mi caso tal cual. El diablo meridiano que alguien me trajo a la memoria en otro artículo ataca bien fuerte.
    Saludos Jesús

    ResponderEliminar