lunes, 19 de febrero de 2018

Entre dos aguas


Alguno creerá que voy a empezar a hablar de algún tema hidrográfico. Pero la realidad es bastante distinta.

Se trata de comentar sobre dos de aspectos de nuestras sociedad que más nos influyen: los estimulantes y sus antagónicos, los depresores.

Los estimulantes nos hacen estar más atentos aumentando el estado de alerta y la energía.
Estos se descubrieron en la naturaleza entre las distintas especies vegetales.
Hay diversas plantas que son potencialmente estimulantes. Todos conocemos los efectos del café, el té, la coca y el tabaco.

En cambio los llamados depresores, son sustancias cuyo efecto se supone contrario a los estimulantes (ansiolíticos, sedantes ...) . Los efectos más importantes son que disminuyen la actividad cerebral y actúan como sedantes y tranquilizantes. Todos intentan corregir los desequilibrios como la ansiedad, estrés y ataques de pánico.

No voy a hacer una descripción de todos los medicamentos y sustancias que se utilizan para estos fines, pero si es importante saber que los dos, tanto los estimulantes como los depresores se utilizan con fines terapéuticos y lo que es más importante son adictivos.

Es curioso como la Sociedad hoy en día nos lleva a consumir más estupefacientes como los ansiolíticos, para poder cubrir todas las necesidades de la vida diaria, aunque yo diría que principalmente las causas de una vida laboral excitante. Salvando algunas profesiones, la mayoría requieren una atención que nos hace llegar a puntos de excitación y preocupación extremos y nos vemos abocados a pedir ayuda a nuestro médico en forma de pastillas, los conocidos ansiolíticos, que si no me equivoco son de los más vendidos del mercado farmaceútico.

Pero por otro lado somos consumidores de uno de los mayores excitantes que podemos conocer: El Café. Por eso del título de la entrada: Entre dos aguas.

No sabemos vivir sin esa especie vegetal que es el café. y no esporádicamente, sino de uso diario y habitual. Podemos decir que es nuestra droga familiar.


Muchos creen que el café es originario de Sudamérica, pero la realidad es que el origen desde hace mucho siglos es de Etiopía, y luego se distribuyó por el mundo por los árabes y los turcos. Hoy en día   hay 80 países productores de café siendo una industria muy importante para su economía y desarrollo.

Los monjes lo utilizaban para estar despiertos y no dormirse en sus actos de liturgia de noche o de muy de madrugada.
Otra leyenda atribuye a un pastor la utilización de la planta del café, al observar que sus cabras comían dichos frutos y estaban con mucha energía. No sé si el dicho popular "estar como una cabra" tendrá algo que ver en esto.

Lo cierto es que desde hace más de mil años, la Humanidad no sabe vivir sin el café. A pesar de que también tiene sus detractores, es curioso como esta droga familiar y consustancial con nosotros convive con la industria de los ansiolíticos y son como la dicotomía que siempre ha existido: "el bien y el mal", "el yin y el yang", "blanco y negro"...

De todas formas tendremos que conformarnos con lo que tenemos. No se comercializan "pastillas de la felicidad". Tenemos pequeños reinos de taifas diarios en los que una taza de café nos hace ser más felices. Nos hace empezar nuestra vida con bríos renovados.

De todas formas hay otras sustancias muy peligrosas que nos hacen alucinar. Y no me refiero a las conocidas drogas alucinógenas, sino más bien a comportamientos, bien sea con hechos o con palabras, de personajes de nuestra sociedad que nos hacen pensar que estarían mejor si se hubieran tomado un café antes y después de saborearlo, emitir sus mensajes a todos. Hoy mismo he leído que el Presidente del país más fuerte del primer mundo, sí, me refiero a D. Trump ha dicho en alguna ocasión una frase lapidaria. Vamos, una perla de las muchas que dice: "Lo que hace que vivir merezca la pena es poder acostarte con las mujeres de tus amigos". Sin comentarios.

Lo dicho, hoy en día sin necesidad de tomar drogas, podemos alucinar.

Primero nos tomamos un café, después leemos la prensa diaria y alucinamos, y para rematar nos tomamos un ansiolítico para poder calmarnos y digerir la realidad social en la que vivimos.

Al final todo se complementa.

sábado, 10 de febrero de 2018

El tiempo y los pantalones cortos



Estaréis conmigo en que la conversación más habitual últimamente es la conversación meteorológica. No hay tertulia, reunión de amigos, de conocidos e incluso la consabida charla en el cortísimo viaje dentro de un ascensor con vecinos, en la que el tiempo no sea el protagonista principal.

Hoy va a llover, nevar, va a hacer viento, frío... e incluso nos atrevemos ya a utilizar términos que constituyen el lenguaje profesional de los meteorólogos algunos ya muy comunes y conocidos... borrasca, milibares, frente, otros raros como "hectopascales" (medida de presión) y ya en el colmo del desvarío otros como "ciclogénesis explosiva.

Estoy seguro que estas conversaciones se usan como latiguillos o muletillas porque nos dan seguridad y porque todo el mundo se siente a gusto con ellas.

¿Qué sería una estancia cerrada como el ascensor en que durante 20 o 30 segundos estamos a una distancia que no nos permite ni movernos, sin hablar del tiempo? Pues no sabría que decir.

Creo firmemente que nos preocupamos excesivamente con el tiempo que va a hacer. Y la verdad es que no creo que tenga mucha lógica. Las estaciones tienen sus características especiales en cuanto a climatología, si bien el llamado calentamiento global nos ha hecho más vulnerables, pues en Otoño/Invierno puede haber temperaturas altas, y al contrario en Primavera /Verano se ven situaciones de lluvias y otros fenómenos más propios de otras estaciones.

Ahora estamos a todas horas pendientes, y a nada que nieva y las carreteras y los pueblos están con una capa importante de nieve, echamos el grito en el cielo. Y no paramos de decir .... "que mal tiempo".

Habrá que echar mano del tan sabio refranero popular para decir "año de nieves ... año de bienes.

En esta epoca, ya demasiado larga de sequía, la nieve es un regalo que tenemos que agradecer. Humedece la tierra y sobre todo es la gran reserva de agua de pantanos y ríos, tan necesario para nuestra convivencia.

Pero claro, vivimos en un momento en el que identificamos bonanza del tiempo a días despejados con sol y temperatura altas, ya que la mayoría lo asocia a vacaciones, playa y a ponerse el bañador, las gafas de sol y el pantalón corto.

En mi generación (del 57) y anteriores no teníamos ese problema. Empezaban a aparecer los pantalones largos si bien no había opción en cuanto a elegir si los pantalones iban a ser cortos o largos según la estación en la que nos encontráramos.

Sabíamos que en Invierno lo  normal era que hiciera frío y según donde vivieras, la nieve hiciera acto de presencia. Pero esto no nos arredraba. Es más, si veis fotos de nuestra época, en nuestro ropero la prenda que dominaba, hasta bien cumplidos los años, eran los pantalones cortos. Ya podría llover, frío y con nieve. El pantalón largo era para la mayoría de edad. y la verdad, como no se utilizaba, no lo echábamos de menos.

Sí es verdad que viendo esas fotos comentadas, teníamos aspecto un poco ridículo enseñando nuestras piernas con esos vellos desmadrados, y seguro que si se hubiera adelantado nuestra puesta de largo con pantalones adecuados, además de estar más estéticos estaríamos mas calentitos.

Lo voy a tener difícil en encontrar una alternativa pero prometo que la próxima vez que en el ascensor vaya acompañado no voy a hablar del tiempo.


jueves, 1 de febrero de 2018

Los algoritmos y la salud mental


Voy a explayarme un poco en qué consiste esto de los algoritmos.

Como se puede observar, cada vez buscamos expresiones , palabras, que puedan definir lo que a mi me parece que es incompresible para una gran mayoría. En concreto, todos los que no hayan estudiado Ciencias y en particular Matemáticas, la palabra "algoritmo" le puede sonar a algún tipo de baile moderno, o con "algo de ritmo".

Esto viene de lejos. De muy lejos. Ya en los tiempos de Euclides, matemático griego y posteriormente de Arquímedes, se buscaban postulados para tratar de explicar los fenómenos a través de la Ciencia exacta.

El nombre más actual que sustituye al de postulado, tiene un origen etimológico árabe, y en concreto del matemático Al-Khwarizmi. Este matemático árabe de la Asia central es el padre de la Algebra actual y del sistema de numeración que empleamos.

De él podemos coger la definición más aproximada de la definición de algoritmo: Grupo finito de operaciones, organizadas de manera lógica y ordenada, que permite solucionar un determinado problema.

La salud mental, aunque parezca mentira, es igual de incomprensible, o más. Y me explico.

Todos cuando hablamos de salud mental pensamos, y con razón, en trastornos como ansiedad, migrañas, estrés, .... etc....etc.... Vamos lo que toda la vida los mayores y no hace mucho los médicos te diagnosticaban como "nervios" al contarle lo que te pasaba.

Pero aquí surge el gran problema. que las enfermedades mentales no se ven a simple vista. Uno si ve por la calle a una persona con el pie enyesado sabe que ha tenido un percance muscular o de huesos y a la vista está su consecuencia. Pero una persona con un trastorno derivado de una mala salud mental no tiene signos externos, no tiene un yeso en la cabeza.... digamos.

Las grandes protagonistas de estos años son las redes sociales. De esto no hay duda. Todas tienen en sus entrañas una serie de ecuaciones con múltiples variables que nos quieren dirigir a lo que ellos creen que son nuestras aspiraciones en la búsqueda de la felicidad. Hay una gran polémica últimamente en que los algoritmos que encierran estas redes no distinguen entre lo verdadero y lo falso. Estas redes sociales, aunque ellas los desmienten, son verdaderos medios de comunicación y son responsables de lo que se propaga.

Haced una prueba. Buscad en internet "comprar coches" por ejemplo y veréis que en multitud de vuestras consultas posteriores sobre cualquier otro tema, aparecen mensajes, anuncios... sobre coches y marcas para que compréis,  que no vienen a cuento. Los algoritmos actúan de forma sibilina y saben nuestras preferencias y nos inducen a ellas.

En todos los ámbitos de la vida estamos rodeados de algoritmos, pero no todos son eficaces, por no decir la gran mayoría.

Que fácil sería si hubiera un algoritmo para curar la ansiedad, el estrés,.... Pero no es tan fácil.

Los algoritmos que tienen éxito se basan en la ciencia exacta (2+2=4). Son algoritmos contrastados y que no tienen réplica.

La gran mayoría de algoritmos que se utilizan en la actualidad están basados en la ciencia empírica, de experimentación, las que  utilizan las Ciencias Sociales. Aquí influyen muchas variables que no son fáciles de medir, y son hipótesis que se quieren contrastar. Toda causa puede producir un efecto, pero se da el caso que no siempre es el mismo. Y si no leer las predicciones en Economía: con igual de variables se puede dar la paradoja de soluciones muy distintas.

Si uno tiene, pongamos por ejemplo ansiedad, podemos encauzarla con la experimentación y la observación de casos parecidos, pero no sirve para todos. No existe el "café para todos".

Aquí reside el gran fallo de las redes sociales al querer implementar algoritmos que nos encaucen nuestra vida según sus criterios.

Como pasa en los casos de trastornos de salud mental, en las soluciones propuestas con sus algoritmos no existe y no puede existir el "café para todos".

Los grandes matemáticos y programadores del pensamiento que hay detrás no pueden solucionar los problemas cotidianos con una simple función matemática. Hay variables que son constantes, pero otras no lo son, y nunca podrán predecir la solución.

Mucho cuidado con los algoritmos, quizás más que solucionar problemas, nos den quebraderos de cabeza y nuestra salud mental empeore. Sobre todo porque la gran mayoría de soluciones que proponen son falsas.