8,00 A.M.
Salgo de casa para acudir a mi rutina diaria, a mi trabajo. Me monto en el autobús y mentalmente me pongo a repasar mi agenda diaria.
Hasta aquí todo normal y natural. De repente me meto mano al bolsillo de mi chaqueta para coger mi móvil y no lo encuentro. Reviso todos los bolsillos de la chaqueta, del pantalón, ... y no aparece.
Empiezo a tener un desasosiego, una especie de ansiedad, reviso mentalmente dónde lo puse la noche anterior... en la mesita de noche, en el bolsillo de la chaqueta, ... no lo tengo claro. Lo hago miméticamente y no tengo ninguna certeza de donde lo he puesto. ¿Y si realmente lo he cogido y lo he perdido?
Un sudor frío me empieza a recorrer el cuerpo....
8,30 A.M.
Llamo a casa desde la oficina y mi pareja me corrobora que me he dejado el móvil en casa. No se ha perdido. Me lo trae en breve. De repente me tranquilizo, mi ansiedad se va pasando y mi actividad no se ve alterada.
Parece una exageración esta historia pero nada más lejos de la realidad.
Este episodio es más común de lo que creemos. La perdida de vista de nuestro móvil o no saber dónde lo tenemos nos produce cada vez más ansiedad, y son cada vez más personas con esta patología. Como todo lo moderno tiene un nombre especial: "nomofobia" o miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil, y viene de las palabras inglesas "no-mobile-phone-phobia.
Las causas esta ansiedad son varias, pero erróneamente se cree que fundamentalmente es debido a que lo necesitamos para nuestro trabajo. Y sí, tiene mucha importancia nuestra dependencia en el ámbito laboral, pero mucho más es por las adicciones a las redes sociales. Nos estamos convirtiendo adictos y vemos en estas redes sociales la única forma de estar en contacto con la gente. No sabemos interactuar si no lo hacemos a través de las redes sociales, y nos vemos a la deriva e incapaces si no tenemos y usamos un dispositivo inteligente (ordenador, ..., móvil) a nuestro alcance inmediato. Somos vulnerables y eso para los seres humanos es sinónimo de inseguridad y de miedos irracionales.
El colmo de la adicción es que revisamos constantemente nuestro móvil, e incluso si tenemos un sueño inquieto y nos despertamos por la noche, aseguraría que lo primero que vemos es si hay algún mensaje en el móvil. Si seguimos así, somos "carne de cañón" de ir a un psicólogo a tratar nuestra fobia. Y no creo ser exagerado.
No podemos ir contra el desarrollo. Es impensable hoy en día no tener un móvil, pero todo con su calma y su racionalización. Tiene que ser un arma de apoyo y de ayuda pero no de enfermedad .
Escuchar música, revisar la agenda y el calendario, las aplicaciones de salud, contactos laborales, ... de amigos,... estar en contacto, ...todo eso es desarrollo y ayuda a tener una vida mejor y ordenada, pero también lo es utilizarlo cuando realmente sea necesario.
Y de verdad, es una pena ver hoy en día reuniones de adolescentes en que están todos con el móvil en la mano y consultándolo y no dialogando o charlando mirándose a la cara. Es bastante patético.
Y ya no digo nada cuando habitualmente se ve a más gente con el móvil en el coche consultándolo y conduciendo a la vez. Ya no solo es una fobia sino que es peligroso para ti y para lo que puedas ocasionar a otros por no estar lo suficientemente atentos al volante. Tenemos que hacérnolos mirar.
Lo moderno ahora es llevar no solo el cargador, pues la batería del móvil no dura ni 24 horas. Lo más habitual es llevar también una batería adicional, pues ya no sólo nos causa pánico no llevar móvil, sino podernos quedar sin batería a lo largo del día.
Y ya no critico a los que cuando se van al baño, en vez de llevar un libro o una revista como siempre se ha hecho, se lleva el móvil, para chatear a la vez que hacen sus necesidades...
Acabo que me tengo que poner al día con mis redes sociales.... y eso también nos puede causar ansiedad.
Prioricemos las relaciones personales frente a las relaciones virtuales y seguro que nos irá mejor.
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